Las chinches de cama o Cimex lectularius son pequeños insectos que se alimentan de la sangre de las personas, aunque también pueden picar a otros mamíferos o aves. Ya los antiguos egipcios, hace 3.500 años, tuvieron que convivir con este molesto parásito, que suele picar por las noches.
Además, con el fin de evitar que se produzcan más picaduras, se debe pasar el aspirador por todas las áreas infestadas de la vivienda, así como lavar toda la ropa de cama y prendas de vestir a la máxima temperatura (mínimo 60º) y, si se dispone de ella, secarlas en la secadora.
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Las chinches de cama son otras pequeñas criaturas que se alimentan de sangre humana. A diferencia de las pulgas, las chinches de cama solo salen de noche. Se esconden en colchones y alfombras, y muerden a los humanos mientras duermen.
A diferencia de las picaduras de pulgas, que se encuentran más comúnmente alrededor de los pies y los tobillos, las chinches muerden la parte superior del cuerpo. Verás pequeñas manchas de color rojo oscuro en áreas como el rostro, el cuello, los brazos y las manos. Al igual que las pulgas, estos puntos a menudo aparecen en un grupo o una línea.
Recientemente, el chinche común de la cama1, ha demostrado que ni la edad, raza, sexo, país de origen, dirección de residencia, manera de dormir, calidad de vivienda y status socioeconómico no es un problema para utilizar sangre humana como fuente de alimentación. Los factores que han contribuido a la resurgencia y propagación de chinches de cama en los Estados Unidos y en muchas partes del mundo incluyen el crecimiento de la economía global, la facilidad para viajar hoy en día y el aumento de la presencia poblaciones de chinches resistentes a insecticidas. Con el desarrollo después de la segunda guerra mundial de insecticidas sintéticos efectivos, estos insectos chupadores de sangre estuvieron al borde de desaparecer de los Estados Unidos. Ahora sin embargo, cientos de chinches resistentes a insecticidas están resurgiendo no solo en camas de todas las formas, tamaños y marcas, sino también en muebles usados, ropa usada, asientos de teatros y de transporte masivo en varias partes del país. En la última década, se han reportado infestaciones de chinches de cama no solamente en todos los 50 estados de los Estados Unidos sino también en muchas partes del mundo, y se espera un escalamiento de este problema de salud pública.
Si los arqueólogos y los meteorólogos están acertados, el chinche común de la cama cambió de huéspedes naturales como murciélagos de cavernas y aves, a humanos en el Medio Este hace diez mil o más años cuando muchas áreas de la tierra se tornaron calientes y secas. Cuando las aves y los murciélagos abandonaban estas cuevas en búsqueda de comida, los humanos primitivos ocupaban estas cavernas, y usaban fuego para mantenerse calientes y alejar depredadores. Desde la perspectiva de los chinches de cama, los humanos eran mejores huéspedes para ellos por cuanto los humanos eran de sangre caliente y casi sin pelo; los humanos regresaban regularmente a éstas cavernas para dormir en camas rellenadas de pasto seco y cubiertas con pieles de animales, las cuales representaban perfectos hábitats para los chinches. Cuando los humanos abandonaron definitivamente éstas cavernas con sus pertenencias, los chinches podían fácilmente esconderse y ser transportados en las pieles de animales a nuevos sitios. Desde entonces, empezó una relación oportunista entre parásito/huésped la cual resistió los altibajos de la civilización, guerras, invasiones, esclavitud, paz, pobreza, comercio y viajes. Desesperadas por dormir bien en las noches, las víctimas humanas utilizaron varias prácticas, pócimas y tóxicos para combatir estas pequeñas plagas. La historia cuenta que los chinches de cama estuvieron presentes en Europa en los tiempos de los griegos y romanos, en el norte de Europa durante el siglo 11, mientras que en Norte América estuvieron presentes a mediados de 1700 gracias a los primeros navegantes y colonizadores.
El escalamiento de infestaciones de los chinches de cama en Europa y Estados Unidos coincide con el incremento en el uso de calefacción central durante el comienzo del siglo 20. Infestaciones de chinches de cama fueron muy comunes en los Estados Unidos durante 1930 y 1940, particularmente en los lugares más pobres y atiborrados de personas. Durante este tiempo, varios métodos de control se utilizaron sin mucho éxito para eliminar los chinches de cama. El punto de inflexión en la historia del control de los chinches de cama ocurrió a mediados de los años 40 con la llegada de insecticidas sintéticos tales como el DDT, y subsecuentemente de los insecticidas organofosforados y carbamatos. Desde entonces, los chinches de cama prácticamente desaparecieron particularmente en países desarrollados, con solo esporádica presencia de infestaciones en sitios con alto movimiento de personas y también en sitios con condiciones sanitarias cuestionables.
Figura 1. Fotos de diferentes estadios de chinches de cama: A, macho ingurgitado de sangre; B, macho ingurgitado (izquierda) y sin ingurgitar (derecha); C, primeros estadios ninfales, alimentado (izquierda) y sin alimentarse (derecha); D, quinto estadio ninfal de hembra (izquierda) y adulto hembra (derecha) (foto tomado por A. Romero).
En los comienzos de la década de los 2000 sin embargo, los chinches de cama empezaron a resurgir sorprendentemente en la sociedad moderna. Estos insectos han sido repugnantes estrellas de historias de noticas locales y nacionales. Toda esta publicidad ha conllevado al incremento en la concientización pública acerca de los chinches, y en un incremento en los reportes de infestaciones a todo lo ancho del país. Infestaciones han sido reportadas en casi todos tipo de estructuras ocupadas por humanos y varios medios masivos de transporte. Si bien las infestaciones de chinches pueden ocurrir en todas las clases sociales y económicas, las infestaciones más severas ocurren entres las personas más pobres, incluyendo comunidades minoritarios de bajos ingresos. Las principales razones para que estos segmentos de la población se vean intensamente afectadas por los chinches incluyen las barreras culturales y de lenguaje, las condiciones de vivienda y la imposibilidad de pagar costosos servicios de control de plagas.
Las chinches hembras se diferencian de los machos porque la parte posterior del abdomen es redondeado mientras que el de los machos es puntudo (Figuras 1A and 1D). Esta característica es menos evidente en adultos recién alimentados. Existen 5 estadios inmaduros (o ninfas) y cada estadio necesita consumir sangre antes de mudar (eliminar la piel de la cutícula) al siguiente estado. El primer estadio ninfal es tan pequeño como la cabeza de un alfiler (cerca de 1 mm) (Figura 1C), mientras que el quinto estadio ninfal es un poco más pequeño que los adultos (Figura 1D). Las ninfas sin alimentar son de color amarillo transparente, y se tornan de rojo oscuro después de ingerir sangre (Figura 1C).
Figura 2. Sitios comunes donde los chinches de cama se refugian: A, detrás de la cabecera de camas; B, colchones; C, cajas de madera o "boxsprings"; D, marcos de cama; E, sofás; F, esquinas de las habitaciones (fotos tomadas por A. Romero).
Los 3 segmentos de las piezas bucales descansan en un surco presente debajo de la cabeza, y sus puntas alcanzan la base del primer par de patas. Las piezas bucales están conformados por dos pares de estiletes: un par de mandíbulas afiladas que cortan la piel de la víctima, y un par de maxilares que crean dos de tubos, uno de los cuales es usado para succionar la sangre y el otro para inyectar saliva en la herida (Figura 3). Aunque los chinches de cama prefieren alimentarse sobre humanos, estos insectos también se pueden alimentar en aves, gatos, perros y roedores. La chinche hembra tiene una hendidura visible debajo del 4th segmento abdominal al lado derecho, donde la inseminación ocurre. El apareamiento de los chinches es único en el sentido de que el macho perfora la pared del cuerpo de la hembra para inyectar el esperma, un fenómeno conocido como inseminación "traumática" o "extragenital".
Los chinches viven un promedio de seis meses, y cada hembra puede colocar 200 huevos blancos (de tamaño de 1 mm; 1/25 pulgada) que son colocados en grupos de 5 a 10, y pegados a superficies rugosas con un fluido adhesivo (Figura 4A). Los huevos eclosionan entre 6 a 10 días en temperaturas entre 13 y 37 oC (54-98 oF). Las ninfas recién salidas de los huevos son blancas y se vuelven rojas brillantes a rojas oscura después de alimentarse. Los chinches de cama después de alimentarse se esconden en grietas y ranuras donde digieren la sangre, excretan sangre digerida y mudan.
Figura 5. Señales de presencia de chinches de cama: A, insectos en sí mismo; B, puntos negros o cafés en la ropa de cama; C, huevos sin eclosionar y eclosionados; D, mudas de insectos (fotos tomadas por A. Romero).
Los chinches de cama típicamente se alimentan durante la noche, y encuentran sus huéspedes a través de los olores emitidos por el cuerpo humano así como también el dióxido de carbono y/o el calor corporal. Los chinches pican la piel del huésped varias veces antes de alimentarse, un proceso que se completa entre cinco a 10 minutos. Al picar, los chinches inyectan saliva que contiene sustancias que anestesian la herida, y enzimas que previenen la coagulación de la sangre en el sitio de la picadura. Los chinches después de alimentarse regresan a sus refugios que incluyen costuras de los colchones, ranuras de cajas de soporte del colchón ("boxsprings"), marcos de camas, muebles tapizados, mesas de noche, detrás de cuadros, calendarios de pared, pliegues de faldas de las cama, detrás de papel de tapiz, cortinas, ranuras de piso, y en tapetes y alfombras (Figura 2). En la medida que la población de chinches aumenta, se puede empezar a percibir en las áreas infestadas un olor a "chinche o "buggy" en inglés", que se puede agravar con las condiciones antihigiénicas del lugar. Además de los insectos en sí, existen otras evidencias de infestaciones tales como: 2ff7e9595c
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